ESTUDIAR O NO ESTUDIAR, HE AHÍ EL PROBLEMA

Por: Edwin Arbey Hernández

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Es el estudio una obligación con uno mismo y/o con la sociedad? O por el contrario, ¿es un placer que la persona disfruta? ¿O es una combinación de ambas?; alguien quiere entrar a la universidad porque desea aprender algo nuevo, porque obedece a sus padres, su familia o es un compromiso social, seguramente en el fondo cada persona tiene su razón de estudiar.

Es necesario reconocer que la mayoría de nuestras inclinaciones académicas se encuban y desarrollan en lo que comúnmente conocemos como educación media, grados décimo y once. A la persona que le gusta la química seguramente se inclinará por estudiar ingeniería química, medicina, biología o afines; a quien le gusta la matemática se inclinará por el estudio de la matemática pura, la estadística, la física, ingenierías, economía, etc.; aquellas personas que nunca gustaron de la matemática y la física, seguramente se inclinarán por estudiar sociología, sicología, filosofía, antropología, filología e idiomas, literatura, entre otras.

Por supuesto, como dice el dicho “a quien no le gusta el caldo se le dan dos tasas”, es el caso de aquellos que se tornan aritmofóbicos o numerofóbicos (miedo a los números), pero que en el recorrido de su carrera se encontraron con materias como estadística y lógica. No es el caso general, ya que hay personas que estudian filosofía y aman los números, o aquellos que siendo investigadores de ciencias puras degustan al estudiar filosofía y letras.

También tenemos el caso contrario, aquellos estudiosos de los números y las demostraciones, pero poco lectores, y más aun reduciendo todo al comportamiento de una ecuación, como por ejemplo interpretar el comportamiento humano a partir de la lógica clásica como es: 1 si decide si o 0 si decide no; perdiéndose toda la fortuna del tal vez, de pronto, de la condicionalidad. No quiero ser simplista con la riqueza de la complejidad matemática e ignorar las teorías como la lógica difusa, solo que es necesario llamar la atención sobre la importancia de mantener una mente abierta a las posibilidades y al cambio. Sea cual sea la situación personal, llamo la atención para que aquellas personas que tienen el rumbo perdido en la universidad por la carrera que estudian o por algunas materias que están viendo, piensen en el consejo que nos daría Albert Einstein “nunca consideres el estudio como una obligación sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber”. Antes que puedan mirar su carrera como una obligación con la sociedad y consigo mismo, piensen que el estudio es aquello que los hace distintos de todo y todos, la oportunidad para extasiarse  en el conocimiento, al fin y al cabo comimos de ese árbol y es necesario sacarle provecho. Evaluemos nuestros gustos e inclinaciones, y por ejemplo, para el caso de las materias no “gratas”, pensemos

que son situaciones transitorias y requisitos para llegar a lo que queremos. Por supuesto también aplica para aquellas personas seguras de lo que hacen, ya que cada materia es una oportunidad para avanzar de forma exponencial en el conocimiento de la vida académica.

Hay que estudiar y desarrollar todas nuestras capacidades como personas, entre las cuales destaco la memoria que siempre nos hará falta cuando estamos frente a un parcial, en una exposición o un debate, allí cuando no hay tiempo de mirar las notas de clases, y como diría el profesor emérito de la Universidad Nacional y catedrático en la Facultad de Ciencias Económicas Beethoven Herrera “el cuaderno se queda donde la novia (o), en el bus, nos lo sacan en el transmilenio, se pierde en el paseo de fin de semana, se olvida en el teatro o se deteriora con el tiempo, pero aquello que se encuentra en nuestro cerebro como el juicio crítico y la memoria no se pierde, ni se olvida y tampoco nos lo quitan. Además, virtudes que se desarrollan con la formación, el estudio y el ejercicio mental pueden evitar la llegada o retrasar el mal de Alzheimer y amnesia senil”.

Finalmente recordemos lo que reza el proverbio “adquiere sabiduría, adquiere inteligencia, no la dejes y ella te guardará, ámala y te conservará, sabiduría ante todo; engrandécela y ella te engrandecerá, ella te honrará cuando tú la hayas abrazado; adorno de gracia dará a tu cabeza, corona de hermosura te entregará”. Buscad primeramente la sabiduría y todas las demás cosas os serán añadidas.


Sobre el Autor: Economista de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia. Magíster en Economía Aplicada de la Universidad del Valle, Cali, Colombia. Miembro del Grupo de Investigación de Desarrollo Económico, Social y Cultural, y del Grupo de Investigación de Modelación Matemática y Estadística para las Ciencias Sociales de CUDES. Dirección de correspondencia: carrera 75 No. 3C – 11 torre 4 apartamento 501, Cali, Colombia. Correo electrónico: edwin.hernandez@correounivalle.edu.co Código ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5919-7659

Publicado por Revista Matices

Medio de comunicación Universitario de la Corporación Universitaria para el Desarrollo Empresarial y Social CUDES.

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